Invictus (2009)

Diferente de las tragedias cotidianas que vino haciendo últimamente, como Million Dollar Baby, Changeling, Mystic River o Gran Torino, la más reciente producción cinematográfica a cargo de Clint Eastwood en su faceta de director es -oh casualidad temporal- una película (con estilo de publicidad de Pepsi) sobre Sudáfrica, su emblemático primer presidente negro, Mandela, y su relación con el mundial de rugby de 1995.
A grandes rasgos, en su tema y su construcción, la película funciona más como producto convenientemente promocional del mundial de football que como una producción artística, independiente de las tendencias mediáticas. Por empezar, el género es una mezcla de situaciones y puntos de vista que no confluyen ni en lo biográfico ni en el género deportivo. Y no es que el género, o su definición, tengan importancia crucial en la calidad de una película, es que frente a una conjunción superficial es necesaria la existencia de un nexo fuerte y coherente para cohesionar el film y profundizar la posibilidad de significar.
Desde la primera escena hay un despliegue de obvios, esperables y alegóricos signos del apartheid y su progresiva abolición: de un lado unos niños bian, rubios y limpitos entrenando rugby junto a su caucásico DT en una linda cancha de césped delimitada por rejas de hierro pintadas, y del otro lado de la calle, cruzando un alambrado viejo y endeble, un grupo de chicos negros con la ropa sucia, jugando al fútbol (soccer) sobre tierra. Los chicos se apoyan en el alambrado y como barrabravas gritan por Mandela cuando pasan autos custodiados; mientras uno de los niños blancos desaprueba con la cabeza la negrada de la otra vereda, el entrenador explica que Mandela es ese terrorista que liberaron y que el país se va al caño.
Luego comienza la descripción de Mandela en su primer día de presidente y su promoción de la multirracialidad ("the rainbow nation starts here"), la reconciliación y el perdón frente a un sistemático rechazo a los blancos por los negros y a las representaciones del apartheid, entre ellas el equipo de rugby (los Springboks). Todo esto dicho de manera muy literal, para que nadie se pierda nada, y con un insistente discurso del líder en tono filosófico que le traza la silueta de sabio paso tras paso.
Muestran entonces lo mal que le va a los Springboks y Morgan Freeman, con su logradísimo acento sudafricano, explica por qué la cuestión del rugby es un tema crucial para la unión de la nación: los blancos dominan la policía, el ejército y la economía; sin ellos no se podrían solucionar los problemas sociales y económicos.
En ese momento Mandela manda llamar al capitán del equipo de rugby, interpretado por Matt Damon (también con un acento que hace difícil reconocerlo), y le dice algunas palabras para motivarlo a ganar el mundial. La otra orden es que les enseñen algo de rugby a los chicos negros de la cancha de tierra.
No falta el poder mediático que presiona tirándole mierda a los Springboks: un famoso periodista/comentarista que se regodea con las derrotas del equipo y lo defenestra con mediocridad dando su "humilde" (e infundada) opinión, y cuando al equipo le va bien critica el exceso de entrenamiento y de compromiso humano/social. O que "de alguna manera" están ganando (y el típico "si no le ganaste al mejor no le ganaste a nadie").
No se sabe bien por qué pero al equipo le empieza a ir bien. El capitán juega para el lado de la 'unión', recibe un poema de Mandela (Invictus), visita la cárcel donde estuvo preso y se emociona, se inspira. Llega la final contra los All Blacks y Mandela se pregunta: ¿Cómo podemos ganarle? No sabemos.
En la tribuna está la familia del capitán, con el padre racista y la sirvienta negra, todos mirando alegremente el partido. Los blancos alientan a Mandela unánimemente, apenas un año después. Los sectores populares (negros) en sus casas, bares y fuera del estadio miran el partido y dejan desérticas las calles. Luego de largas escenas de partido que no tienen suspenso porque ya sabemos qué pasa aunque no sepamos cómo, y otras donde la acción se hace lenta y el ruido bruto y animal de un scrum parece querer decir "miren cómo luchan", aparece con música de fondo exitista y épica la alegoría de la unión en la copa sostenida entre una mano blanca y una negra. Gana el rugby, gana la nación y todos contentos.
La excesiva literalidad puede dejar contentos a los literarios, a los que buscan enseñanzas y discursos políticamente correctos. Los que esperan una película con símbolos propios, conflictos, un cine fundamentalmente narrativo y un estilo de autor dominante tal vez prefieran ver otras cosas.

5 comments:

Anónimo dijo...

Muy buen análisis, la película es una mierda.

Eso sí, menos palabritas rebuscadas como "extradiegético", y mas googleo a la hora de escribir correctamente "Springboks" y no "Springbroks".

val dijo...

¡Gracias!

Igual me voy a quedar con algunas "palabritas rebuscadas" (tanto extradiegético, que si lee otras entradas del blog verá que se ha explicado, como "springboks"), porque para eso -bien usted señaló- está google.

Saludos.

Iván Lugo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Iván Lugo dijo...

Che , me actualice con tu blog hace rato no entraba. Esta vez no se me hicieron larga las criticas, me colgué leyendo mucho la de "Brothers" con tu análisis sobre las remmake, pensándolo como vos es verdad se roban muchos espectadores con las remake.

Y bueno esta peli "invitus" es muy buena, y me sorprendió mucho.

Y bueno, bien =)


Ivan (flickr.com/telepaticamente)


http://www.ivan-lugo.blogspot.com/

val dijo...

Muchas gracias por las palabras y por pasar de nuevo :)

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