(versión corregida y revisada al 25.04.2010)
Recién vi Post Grad (2009). Evidentemente con este poster al que le chorrea photoshop (se nota que el gorro está agregado y que el cuerpo está dibujado) no nos esperamos un dramón ni una película de terror. Post Grad es una brevísima y floja historia de qué hace una graduada universitaria luego de que no puede cumplir su único objetivo: trabajar en cierta empresa editorial.
No hay posibilidad de identificación con la "crisis" de esta chica llamada Ryden, a pesar de que la duda del qué hacer con mi vida cuando termine de estudiar es algo que la mayoría de los universitarios sienten en algún momento.
Nadie es, primero, tan ingenuo o estúpido como para reducir sus posibilidades laborales a una única empresa.
Segundo, no hay momento en el que realmente se la vea en crisis, más allá de un par de escenas en las que parece frustrada por no haber tostado el pan de manera correcta. Sí, busca trabajo por otros lados por un par de días y no encuentra, bajón. Y busca súper activa, cabe señalar, no muy creíble en una persona que vio morir la posibilidad de su único sueño, un sueño que tuvo toda su vida. Este tipo de detalles rompen el verosímil en el nivel del imaginario social, y sin una justificación detrás el relato de esta historia parece estar en boca de un niño de dos o tres años con trastornos por déficit de atención.
Mientras tanto está su amigo, que también se graduó y tampoco sabe qué hacer, y que dice en joda que está enamorado de ella pero hay una batería de clichés que indican que le gusta posta. Al menos la crisis del señor parece más real, es de indecisión: es músico, pero le aceptaron el ingreso a la Universidad de Columbia para estudiar Derecho.
Un par de superfluos conflictos familiares mediantes, y la historia pega una vuelta en U. No es un plot point, es un mamarracho inesperado pero no hay en la sorpresa nada positivo, es como haber cambiado de canal en el medio, porque la lógica interna de la película se desdibuja, como así la línea argumental.
Da la impresión de que los escritores resolvieron el conflicto principal de la trama cambiando la trama, lo cual no sería mala idea si no se hubiera acotado tanto la misma al principio. Y no hablo sólo de los primeros minutos de film con el clarísimo conflicto como puntapié inicial, cuando digo principio digo TÍTULO, POSTER Y SINOPSIS. Digo IDEA, señores.
La familia está loca y se parece mucho a la de Little Miss Sunshine: el niño raro, el padre disfuncional y estúpido, la madre sumisa que no hace un cuerno y el abuelo (que en este caso es la abuela) grosero, cínico y calavérico (lo que en la otra era por el exceso de drogas acá parece ser algún tipo de enfermedad terminal).
Y aparece Rodrigo Santoro, un tipo con una presencia insoportable para los redactores de este blog, en un rol que no puede caernos mejor: un casanova-dandy sentimental que se hace el dulce, hace caer a la muchacha a sus pies y ¡claro!, es un imbécil.
La idea para la historia prometía, y hasta ahí llega la tolerancia de la existencia de películas así. Aunque no haya cumplido, y haya sido realmente un fiasco, después de haber visto películas como The Proposal (2009), donde se parte de una idea realizada doscientasmilveces y se hace lo peor que se puede hacer, ésta tiene el único mérito (y en este momento histórico es tristísimo que esto sea un mérito) de traer una protagonista con sombrero nuevo.
0 comments:
Publicar un comentario